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efecto invernadero

Investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del instituto de suelos del INTA Castelar están midiendo, por primera vez en la Argentina, los principales gases de efecto invernadero (GEI) provenientes de la actividad forestal.

 

Las mediciones se están realizando desde mediados de 2016 en el establecimiento agrícola y forestal “El Potrero” de Gualeguaychú, Entre Ríos, y a fines de 2017, los responsables del proyecto prevén tener los resultados completos.

“La falta de mediciones a campo de emisiones de gases de efecto invernadero en todas las actividades de la producción primaria representa un problema importante para la Argentina a la hora de discutir la problemática en los foros internacionales y de implementar medidas de mitigación”, explicó Carina Álvarez, docente e investigadora de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA.

Argentina cuenta con los datos de los inventarios nacionales realizados bajo la metodología del IPCC pero, según Álvarez, es necesario validarlos a campo. Hasta ahora se habían medido GEI en cultivos agrícolas como soja y maíz, en pasturas y en pastizales naturales pero nunca en sistemas forestales productivos. El elegido para este estudio fue el Eucalyptus grandis, una de las especies de mayor importancia económica del país.

En este proyecto trabajan además los investigadores de la FAUBA Helena Rimski, Patricia Fernández y Esteban Ciarlo, y tesistas de las carreras de Agronomía y de Ciencias Ambientales. Del Instituto de Suelos del INTA Castelar, participan Romina Romaniuk, Vanina Cosentino y Ana Lupi.

Las plantaciones de eucaliptus seleccionadas se utilizan mayormente para la producción de madera de calidad. En el establecimiento, se desarrolla también agricultura extensiva y apicultura, y hay una reserva natural privada de 15.000 hectáreas.

Los investigadores analizaron los gases provenientes de dos suelos de texturas muy contrastantes, arenosos y arcillosos, con plantaciones jóvenes de eucaliptus de dos a tres años de vida y los resultados se compararon con plantaciones adultas de 10 años. Asimismo, se hicieron mediciones en la reserva natural para obtener datos contrastantes con la condición prístina, indicaron desde la FAUBA.

“Medimos la emisión de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Este último es un poderoso gas de efecto invernadero que se produce por desnitrificación, que es un procesos microbiológico propio del suelo, el cual se ve potenciado ante determinadas condiciones ambientales”, dijo Romaniuk.

“Comenzamos a realizar las mediciones en agosto de 2016, con una periodicidad mensual. Esto ya nos permite haber medido con distintas temperaturas y disponibilidades de agua y nitratos en el suelo ”, apuntó. Actualmente el grupo de trabajo ya procesó seis muestreos: “Hasta ahora vemos que las emisiones de óxido nitroso son bajas, incluso en comparación con el sistema natural. Esto es auspicioso desde el punto de vista ambiental”, señaló Rimski.

El proyecto incluye la realización de doce mediciones y finalizará en diciembre de 2017.